En un artículo anterior, uno de mis compañeros escribió un poco sobre el tema de la salud mental, éste es uno de los temas fundamentales o temas ejes de la carrera, leer lo que él escribió se complementó con unos artículos de investigación que estaba leyendo para elaborar un trabajo que debía entregar en clases. A partir de esas lecturas, tanto el escrito de mi compañero, como los artículos de investigación, surgió la idea de este artículo que quiero compartirles como aporte para la página web de la comunidad de estudiantes de psicología.
¿Te has llegado a
preguntar cómo es el tema de la salud mental? ¿Crees que te cuesta hablarlo o a
alguna persona cercana a ti? Si tu respuesta es positiva, entonces este
artículo definitivamente es para ti y te va a ayudar muchísimo para comunicarte
mejor cuando sientes que estás teniendo un problema de salud mental o cuando
sientes que necesitas apoyar a alguien con un problema de salud mental.
Aunque es bastante
sabido que cada vez se habla más de salud mental, y se ha vuelto parte de las
conversaciones comunes en algunas casas y entre amigos, todavía hay muchas
ideas equivocadas que se repiten en redes, conversaciones o incluso en medios
de comunicación. Como estudiantes de psicología, creemos que es clave detectar
y corregir estos errores para avanzar hacia una sociedad más informada y
empática, una sociedad donde sus integrantes tengan la habilidad de comunicar y
escuchar correctamente los problemas o posibles problemas de salud mental.
Vamos a revisar algunos de los errores más comunes que pude extraer de las
lecturas mencionadas:
Error 1: Usar términos clínicos como insulto
Creo que este es el error más común y tiene raíces profundas en nuestra psique
colectiva, podríamos decir que incluso es una especie de tradición, existen frases
como “estás loco”, “eres bipolar” o “tiene esquizofrenia” que son usadas en
broma o para descalificar a alguien y que son estigmatizantes. Este tipo de
frases no solo desinforman, también refuerzan prejuicios y pueden herir a
personas que viven con esos diagnósticos.
Error 2: Pensar que la salud mental es solo cosa de adultos
Aunque según los estudios, los nuevos padres cada vez están más atentos a los
cambios psicológicos en sus hijos, todavía hay desconocimiento sobre esto. Los
niños y adolescentes también pueden tener trastornos de ansiedad, depresión u
otros problemas emocionales. Detectarlos a tiempo es clave para evitar
consecuencias a largo plazo.
Error 3: Minimizar el sufrimiento de otros
Algo que se repite constantemente es minimizar o invisibilizar el sufrimiento o
problemas de los demás, esto está bastante relacionado con la empatía que
tenemos hacia los otros. Frases como “eso es pura pereza”, “tú lo que necesitas
es distraerte” o “hay gente peor que tú” invalidan las emociones de la otra
persona. La empatía no consiste en comparar sufrimientos, sino en acompañar y
entender que todos los problemas son igual de importantes.
Error 4: Creer que el psicólogo te dice qué hacer
Bueno, aquí hablamos con propiedad, desde las primeras clases en la universidad
nos han repetido esto hasta la saciedad. El rol del psicólogo no es dar
consejos como si fuera un gurú, sino ayudar a que la persona explore, comprenda
y tome decisiones propias con mayor claridad. Al final cada persona es
responsable de su propio destino, lo que necesita es un guía o un experto que
lo asesore bien.
Error 5: Idealizar la positividad
Hablar de esto es referirnos a incluso un tipo de neurosis. A veces se cree que
hay que estar feliz todo el tiempo, y que tener un mal día es sinónimo de
debilidad. La salud mental implica aceptar todas las emociones, incluso las
difíciles porque al final del día eso es lo que nos hace humanos y hay que
aceptar y abrazar nuestra humanidad.
¿Qué podemos hacer para mejorar?
Evidentemente no existe una respuesta correcta que resuelva todos los problemas, pero algunas buenas prácticas muy seguramente nos pueden ayudar:
- Usar un lenguaje más cuidadoso e informado: no hablar solo por hablar en casos tan delicados, debemos estar bien informados y usar comunicación asertiva.
- Escuchar sin juzgar ni interrumpir: podemos cambiar muchas vidas solo con escuchar.
- Compartir información verificada: verificar es crucial, validar la información antes de compartirla u opinar, también.
- Fomentar espacios donde se pueda hablar sin miedo ni vergüenza: ya sea con tus amigos o familia, presentarte abierto o abierta a escuchar y que te escuchen.
Conclusión
Hablar bien de salud mental es parte del cambio. Como futuros psicólogos y miembros de la sociedad, tenemos el reto de educar y ser ejemplo. Y tú, ¿has notado alguno de estos errores en tu entorno? ¿Qué podrías hacer diferente? Recuerda que si quieres explorar un poco más sobre el tema, puedes hacer clic para revisareste artículo sobre la salud mental redactado por uno de mis compañeros.
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