Durante las clases de
psicología vocacional hemos visto los distintos enfoques terapéuticos a los que
podemos recurrir como psicólogos, esto nos ha ayudado a tener una idea o visión
del perfil profesional que vamos a adoptar cuando estemos ejerciendo nuestra
carrera, por otra parte, está la perspectiva del paciente, que también tiene
dudas y sobre todo desconocimiento sobre los enfoques. En una anterior
oportunidad, una de mis compañeras escribió un artículo sobre esto, donde compartía
los resultados de su investigación sobre la terapia psicológica, en él compartió
los mitos, verdades y qué esperar si se decide empezar terapias, ese artículo
complementario lo podemos revisar haciendo clic aquí.
Después de superadas
las dudas sobre la terapia psicológica, y el paciente está listo para iniciar
sus consultas, una de las preguntas más comunes cuando alguien decide empezar
terapia es: “¿y cómo sé qué tipo de terapia necesito?”. Nosotros también lo
pensamos cuando vimos todos los enfoques en clase: cognitivo, humanista,
sistémico, psicoanalítico… ¿cuál sirve más?
Si también tienes estas dudas, entonces continúa leyendo este artículo, porque
te explicamos de forma sencilla algunos enfoques terapéuticos para que puedas
tomar una decisión más informada.
1. Terapia cognitivo-conductual (TCC)
Es de las más conocidas y con más evidencia científica. Se enfoca en
identificar y cambiar pensamientos negativos y conductas que causan malestar.
Es útil para ansiedad, depresión, fobias, TOC, entre otros.
Ejemplo: Si piensas “todo me va a salir mal”, la TCC te ayuda a cuestionar y
reformular ese pensamiento.
2. Terapia humanista
Se centra en la persona, su libertad y su capacidad de crecimiento. El
terapeuta no da consejos, sino que acompaña con empatía y sin juicios. Es ideal
si buscas conocerte mejor o superar bloqueos personales.
Ejemplo: Te ayuda a explorar tus emociones y decisiones desde una mirada más
auténtica y libre.
3. Psicoanálisis o psicodinámica
Explora el inconsciente, los vínculos tempranos, los sueños y las emociones
reprimidas. Es un proceso más profundo y largo, ideal si buscas comprender
patrones repetitivos o conflictos internos.
Ejemplo: Si tienes relaciones complicadas y no sabes por qué, este enfoque te
ayuda a entender tus dinámicas internas.
4. Terapia sistémica
Se enfoca en las relaciones familiares o de pareja. No trabaja solo con el
individuo, sino con su entorno relacional.
Ejemplo: Si hay conflictos constantes en la familia, este enfoque analiza los
roles, límites y formas de comunicación entre todos.
5. Enfoques integrativos o mixtos
Algunos terapeutas combinan técnicas según lo que necesite cada paciente. Lo
importante es que te sientas cómodo y que el proceso funcione para ti.
¿Cómo elegir el ideal?
Si bien no existe un
manual exacto para seleccionar el mejor enfoque terapéutico o al mejor
terapeuta, aquí podemos ver una lista de acciones que podemos seguir antes de
seleccionar un terapeuta o una terapia psicológica:
- Pregunta qué enfoque usa tu terapeuta.
- Explora cuál resuena más contigo.
- Prueba una o dos sesiones y evalúa si te sientes en confianza.
- Recuerda que puedes cambiar de profesional si no te sientes escuchado/a.
Conclusión
En definitiva, no hay una terapia “mejor que otra”, sino una que en totalidad se
ajuste a ti, a tu momento y a lo que estés viviendo. Como estudiantes, hemos
visto cómo cada enfoque tiene algo valioso que aportar. Lo importante es dar el
paso.
Ahora bien, ¿Y tú? Ya sea porque vas a ser psicólogo o porque vas a seleccionar
a tu terapeuta basado en su enfoque terapéutico, ¿Con cuál enfoque te
identificas más? Cuéntanos en los comentarios que te queremos escuchar.
Por Esteban
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