martes, 1 de julio de 2025

El poder del lenguaje corporal: lo que decimos sin hablar



El poder del lenguaje corporal: lo que dice tu cuerpo, aunque no hables.

Dicen que el cuerpo habla… y es cierto. En una clase de Psicología Social, justo antes de presentar una exposición, el profesor nos pidió que analizáramos los gestos de un compañero mientras hablaba frente al grupo. Nadie dijo una palabra sobre el contenido, pero todos coincidimos en que parecía nervioso: movía las manos sin parar, evitaba mirar al público y se balanceaba de un pie al otro. Esa simple dinámica nos dejó claro que la comunicación no verbal puede decir más que las palabras. En este artículo quiero compartirte lo esencial sobre el lenguaje corporal y cómo interpretarlo (sin caer en exageraciones, claro).

¿Qué es el lenguaje corporal?

El lenguaje corporal es el conjunto de gestos, posturas, expresiones faciales y movimientos que usamos sin ser del todo conscientes, pero que revelan mucho sobre nuestro estado emocional, nuestras intenciones o el nivel de seguridad que sentimos. Desde cómo te sientas en una reunión, hasta cómo miras a alguien cuando hablas, todo eso habla por ti, incluso cuando guardas silencio.

Estudiando para un parcial de Psicología de la Comunicación, me encontré con un gráfico que mostraba los porcentajes de impacto en la comunicación: una gran parte corresponde al tono de voz y al lenguaje corporal, y solo un pequeño porcentaje a las palabras que usamos. En ese momento entendí por qué algunos terapeutas, como los que hemos visto en videos de clases prácticas, se enfocan tanto en los gestos de sus pacientes.

Ejemplos comunes de lenguaje corporal

  • Cruzar los brazos: muchas veces lo hacemos por costumbre, pero puede transmitir incomodidad, defensa o incluso que estamos cerrados a lo que se dice. Aunque claro, si el salón está helado, puede que simplemente tengamos frío.
  • Contacto visual: mirar a los ojos generalmente se asocia con confianza. Sin embargo, si es muy intenso o constante, puede resultar amenazante o incómodo.
  • Postura encorvada: suele reflejar tristeza, inseguridad o cansancio. En clase, por ejemplo, cuando alguien se sienta al fondo, encogido y mirando hacia abajo, es probable que no quiera participar.
  • Sonrisa genuina: se nota porque no solo se activan los labios, sino también los músculos alrededor de los ojos. No es lo mismo una sonrisa de cortesía que una verdadera expresión de alegría.

¿Se puede “leer” a las personas con solo ver su cuerpo?

Hasta cierto punto, sí. Autores como Paul Ekman han estudiado microexpresiones y gestos universales, pero no todo gesto tiene un solo significado. Hay que tener cuidado con las interpretaciones rápidas o generalizaciones. Leer el lenguaje corporal implica tener en cuenta el contexto, la cultura, la situación emocional e incluso la personalidad de la persona. Un gesto puede cambiar totalmente de significado dependiendo de si estás en una entrevista de trabajo, una cita o una clase de grupo.

Recuerdo que en una práctica con pacientes simulados, una compañera notó que el “paciente” decía sentirse bien, pero tenía las manos cerradas, la pierna temblando y evitaba el contacto visual. El docente nos dijo que ese tipo de incongruencias pueden indicar ansiedad o malestar no verbalizado. Es decir, el cuerpo no miente tan fácilmente como las palabras.

¿Para qué sirve en psicología?

  • En terapia individual: permite detectar discrepancias entre lo que se dice verbalmente y lo que el cuerpo muestra. Es útil para explorar emociones reprimidas o conflictos internos.
  • En entrevistas clínicas: los gestos pueden ser claves para identificar señales de ansiedad, tensión, seguridad o desconfianza.
  • En dinámicas de grupo: ayuda a observar la interacción entre los participantes, detectar quién lidera, quién se aísla o quién busca aprobación constantemente.

Además, en el día a día:

  • Puedes darte cuenta si alguien está aburrido, incómodo o entusiasmado sin que lo diga.
  • Puedes usar tu propio lenguaje corporal para proyectar seguridad en entrevistas o exposiciones.
  • Incluso en redes sociales o videollamadas, los gestos, la postura y las expresiones faciales influyen en cómo los demás te perciben.

Conclusión

Como estudiantes de psicología, sabemos que las palabras importan, pero el cuerpo también comunica. Comprender y practicar la observación del lenguaje corporal nos ayuda a desarrollar una mirada más empática y profesional. No se trata de convertirnos en “detectores de mentiras humanos”, sino de afinar el ojo para entender mejor lo que las personas sienten, aunque no lo digan.

Mientras repasaba mis apuntes para el parcial, encontré una frase que anoté en clase: “El cuerpo habla cuando la boca calla”. Me hizo pensar en cuántas veces hemos estado con alguien que dice estar bien, pero su mirada o su postura nos dicen lo contrario. Aprender a leer esos gestos no solo nos hace mejores psicólogos, sino también mejores personas.

Por Ana


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