Dicen que el cuerpo
habla… y es cierto. En una
clase de Psicología Social, justo antes de presentar una exposición, el
profesor nos pidió que analizáramos los gestos de un compañero mientras hablaba
frente al grupo. Nadie dijo una palabra sobre el contenido, pero todos
coincidimos en que parecía nervioso: movía las manos sin parar, evitaba mirar
al público y se balanceaba de un pie al otro. Esa simple dinámica nos dejó
claro que la comunicación no verbal puede decir más que las palabras. En
este artículo quiero compartirte lo esencial sobre el lenguaje corporal y cómo
interpretarlo (sin caer en exageraciones, claro).
¿Qué es el lenguaje
corporal?
El lenguaje corporal
es el conjunto de gestos, posturas, expresiones faciales y movimientos que
usamos sin ser del todo conscientes, pero que revelan mucho sobre nuestro
estado emocional, nuestras intenciones o el nivel de seguridad que sentimos.
Desde cómo te sientas en una reunión, hasta cómo miras a alguien cuando hablas,
todo eso habla por ti, incluso cuando guardas silencio.
Estudiando para un
parcial de Psicología de la Comunicación, me encontré con un gráfico que
mostraba los porcentajes de impacto en la comunicación: una gran parte
corresponde al tono de voz y al lenguaje corporal, y solo un pequeño porcentaje
a las palabras que usamos. En ese momento entendí por qué algunos terapeutas, como
los que hemos visto en videos de clases prácticas, se enfocan tanto en los
gestos de sus pacientes.
Ejemplos comunes de
lenguaje corporal
- Cruzar los brazos: muchas veces lo hacemos por costumbre,
pero puede transmitir incomodidad, defensa o incluso que estamos cerrados
a lo que se dice. Aunque claro, si el salón está helado, puede que
simplemente tengamos frío.
- Contacto visual: mirar a los ojos generalmente se asocia
con confianza. Sin embargo, si es muy intenso o constante, puede resultar
amenazante o incómodo.
- Postura encorvada: suele reflejar tristeza, inseguridad o
cansancio. En clase, por ejemplo, cuando alguien se sienta al fondo,
encogido y mirando hacia abajo, es probable que no quiera participar.
- Sonrisa genuina: se nota porque no solo se activan los
labios, sino también los músculos alrededor de los ojos. No es lo mismo
una sonrisa de cortesía que una verdadera expresión de alegría.
¿Se puede “leer” a
las personas con solo ver su cuerpo?
Hasta cierto punto,
sí. Autores como Paul Ekman han estudiado microexpresiones y gestos
universales, pero no todo gesto tiene un solo significado. Hay que tener
cuidado con las interpretaciones rápidas o generalizaciones. Leer el lenguaje
corporal implica tener en cuenta el contexto, la cultura, la situación
emocional e incluso la personalidad de la persona. Un gesto puede cambiar
totalmente de significado dependiendo de si estás en una entrevista de trabajo,
una cita o una clase de grupo.
Recuerdo que en una
práctica con pacientes simulados, una compañera notó que el “paciente” decía
sentirse bien, pero tenía las manos cerradas, la pierna temblando y evitaba el
contacto visual. El docente nos dijo que ese tipo de incongruencias pueden indicar
ansiedad o malestar no verbalizado. Es decir, el cuerpo no miente tan
fácilmente como las palabras.
¿Para qué sirve en
psicología?
- En terapia individual: permite detectar discrepancias entre lo
que se dice verbalmente y lo que el cuerpo muestra. Es útil para explorar
emociones reprimidas o conflictos internos.
- En entrevistas clínicas: los gestos pueden ser claves para
identificar señales de ansiedad, tensión, seguridad o desconfianza.
- En dinámicas de grupo: ayuda a observar la interacción entre
los participantes, detectar quién lidera, quién se aísla o quién busca
aprobación constantemente.
Además, en el día a
día:
- Puedes darte cuenta si alguien está
aburrido, incómodo o entusiasmado sin que lo diga.
- Puedes usar tu propio lenguaje corporal
para proyectar seguridad en entrevistas o exposiciones.
- Incluso en redes sociales o videollamadas,
los gestos, la postura y las expresiones faciales influyen en cómo los
demás te perciben.
Conclusión
Como estudiantes de
psicología, sabemos que las palabras importan, pero el cuerpo también
comunica. Comprender y practicar la observación del lenguaje corporal nos
ayuda a desarrollar una mirada más empática y profesional. No se trata de
convertirnos en “detectores de mentiras humanos”, sino de afinar el ojo para
entender mejor lo que las personas sienten, aunque no lo digan.
Mientras repasaba mis
apuntes para el parcial, encontré una frase que anoté en clase: “El cuerpo
habla cuando la boca calla”. Me hizo pensar en cuántas veces hemos estado con
alguien que dice estar bien, pero su mirada o su postura nos dicen lo contrario.
Aprender a leer esos gestos no solo nos hace mejores psicólogos, sino también
mejores personas.
0 comentarios: