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Cerebro - La inteligencia |
Hace años se supo de la existencia de un niño coreano "superdotado" que había dominado el cálculo diferencial a la edad de tres años. También se interesaba por la composición de verso libre. Este niño, llamado Kim, comenzó a hablar a los tres meses, se puso en pie a los cinco y dejó los pañales a los seis. Desde los dos años llevaba un diario con reflexiones melancólicas sobre la vida. Como suele ocurrir con muchos genios, no se adaptaba fácilmente a su entorno y era incomprendido por quienes lo rodeaban. Su coeficiente intelectual (IQ) fue medido en 210.
Entonces, ¿qué tenía Kim que no tienen los millones de niños que nacen cada año? Lo cierto es que ni su historia ni su cerebro pueden explicarse con facilidad. Después de todo, el cerebro de Albert Einstein no era más grande que el de un adulto promedio. No se trata de tamaño ni de velocidad. La inteligencia es algo mucho más complejo y escurridizo de lo que solemos imaginar.
Si aplicáramos la lógica matemática más simple, podríamos pensar que Karl Friedrich Gauss fue una de las mentes más brillantes de todos los tiempos. A los seis años, durante una clase, su maestro les pidió a los estudiantes que sumaran todos los números del 1 al 10 para mantenerlos ocupados. En segundos, Gauss se levantó y dio la respuesta correcta: 55. A los trece años, su capacidad para el cálculo era tan impresionante que su maestro le dijo que no hacía falta que regresara a clase, porque ya no tenía nada más que enseñarle.
Pero, ¿eso lo convertía automáticamente en un genio? Quizás no. Tal vez solo era un niño con gran habilidad para calcular con rapidez. Ser un genio no es necesariamente hacer cuentas velozmente, ni recitar poemas, ni escribir a los cinco años. El genio es un fenómeno multidimensional que combina creatividad, sensibilidad, intuición, pensamiento crítico, perseverancia, y sí, también inteligencia, aunque no sea fácil definirla.
Muchos niños prodigio muestran una habilidad extraordinaria en la infancia, pero con los años esa habilidad se diluye. La inteligencia no siempre se manifiesta de manera precoz. Basta recordar que Einstein tardó en hablar y no fue admitido de inmediato en una escuela politécnica. Gregor Mendel, el padre de la genética, y Charles Darwin, autor de la teoría de la evolución, fueron considerados malos estudiantes durante su juventud. ¿Cuántos posibles genios se habrán descartado por tener un desarrollo fuera del molde?
Suele pensarse que la inteligencia está ligada a la memoria, y aunque tienen relación, no son lo mismo. Una persona puede tener poca memoria y aun así poseer una mente brillante. La pérdida de memoria no implica necesariamente la pérdida de la capacidad de razonar, analizar, crear o resolver problemas. En cambio, alguien con memoria fotográfica puede carecer de pensamiento crítico o creatividad. Esto demuestra que la inteligencia no puede reducirse a una sola dimensión.
Además, los test de inteligencia, aunque útiles en ciertos contextos, no son una medida definitiva de lo que somos capaces de hacer. Estos tests suelen enfocarse en habilidades matemáticas, lingüísticas o espaciales, pero dejan por fuera aspectos como la empatía, la inteligencia emocional, la creatividad o la capacidad de adaptación. ¿Cómo medir, por ejemplo, la inteligencia de quien encuentra soluciones prácticas a problemas cotidianos que otros no saben resolver?
Es aquí donde entra la noción de habilidades. En mi opinión, no deberíamos hablar tanto de "inteligencia" como de habilidades desarrolladas en contextos específicos. A veces confundimos inteligencia con éxito escolar, pero hay quienes fracasan en la escuela y luego brillan en la vida real. Cada persona tiene un conjunto distinto de herramientas y talentos que pueden o no coincidir con lo que los modelos tradicionales consideran “inteligencia”.
También es importante señalar que muchos de los modelos que usamos para evaluar el rendimiento intelectual están condicionados por contextos culturales, económicos y sociales. No se le puede exigir a un niño que rinda igual que otro cuando crecen en entornos completamente distintos. Medir la inteligencia sin considerar el entorno es como evaluar la velocidad de un pez en el aire: el contexto importa.
Un detalle que se menciona poco es que la inteligencia también puede ser bloqueada. El miedo, el estrés constante, la pobreza o la falta de estímulo durante la infancia pueden hacer que una mente brillante jamás llegue a mostrar su potencial. Lo contrario también ocurre: niños que no destacaban en nada terminan encontrando su camino cuando se les da confianza, espacio y tiempo para explorar.
Otro aspecto poco explorado es cómo se valora socialmente la inteligencia. Durante décadas se ha sobrevalorado el rendimiento académico como única prueba del intelecto, cuando existen otras formas de pensar, entender, crear y resolver. Un buen mecánico, un agricultor que conoce los ciclos naturales sin leer un solo libro, o una madre que administra un hogar con ingenio y estrategia, también están ejerciendo formas de inteligencia. La sociedad, muchas veces, no les da ese reconocimiento.
En resumen, no se trata de cuántas cifras puedes memorizar, ni de qué tan rápido resuelves una ecuación. Lo importante es cómo aplicas lo que sabes, cómo resuelves lo que no sabes, y cómo enfrentas lo que la vida te lanza sin previo aviso. La inteligencia no es un trofeo, ni un número fijo, ni una competencia. Es, quizás, una forma de entender el mundo, con todas sus complejidades, y actuar en él de manera significativa.
Por Jorge
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Interessante.
ResponderEliminargracias !
ResponderEliminar=)
Me gustaria que sigas poniendo cosas en el blog sobre la Psicologia,ya que,aunque tengo solo 16 años, es una carrera que me interesaria seguir en la Facultad...Pero, quiero estar bien segura,y quiero interiorisarme bien en el tema...
ResponderEliminarGracias...
Hola, Lupita. Qué hiciste? La estudiaste?
EliminarAl no existir un concepto propio (universal) de inteligencia. Por ello no podemos decir que uno es menos inteligente... hablas sobre él que desarrolló mas su inteligencia.
ResponderEliminarQue te parece: La adaptacion es parte de la inteligencia.
Interesante los datos expuestos.
en ocaciones me siento tan tonta por que veo a compañeros de la univesidad supuestamente muy inteligentes, pero cuando le hecho ganas al estudiar pero haci en serio capto comprendo y me doy cuenta que no soy tan tonta y que si se puede hacer trabajar al cerebro
ResponderEliminarQUE HONDAS CHAVALES ESPERO QUE SE LES QUEDE UN POCO DE ESTO PORQUE AMI NO SE ME QUEDO NADA
ResponderEliminarQUE BUENA HONDA AMIGOS PERO ESPERO QUE LA PROXIMA VEZ ENCUENTRE MAS CONCEPTOS. CHAO
ResponderEliminarhonda?
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